Victoria Ocampo fue una mujer fascinante

María Esther Vázquez

 

María Esther Vázquez, escritora y periodista, es hoy una referente ineludible para informarse sobre la vida y la obra de varias personalidades de las letras argentinas. Es el caso de Victoria Ocampo, por quien siente una entrañable admiración, además de presidir la Fundación Victoria Ocampo y la Asociación Por Villa Ocampo, con el objetivo de recuperar la Villa como un centro de difusión de la cultura. Otros de los proyectos, ya en marcha, fue la creación de una editorial sin fines de lucro, con un veinticinco por ciento de apertura hacia los escritores inéditos, que publicará también a los grandes escritores argentinos, de la actualidad y del pasado.

—¿Cómo surgió la Fundación Victoria Ocampo?

—Mirá, somos cuatro o cinco personas que nos reunimos cuando surgió el proyecto de la Casa FOA, en el año 1998, yo escribí una nota en el diario La Nación, Alicia Jurado una carta de lector, otra, Dolores Bengolea, que es sobrina nieta de Victoria Ocampo, todo el mundo hizo un escándalo porque el objetivo de la Casa FOA era destruir Villa Ocampo. Después vino el proyecto mucho más espantoso que era Villa Ocampo 2000, donde se pretendía hacer de Villa Ocampo una especie de shopping, al no respetar para nada el legado de Victoria, querían hacer una playa de estacionamiento, una confitería, e incluso un hotel. Ahí nos juntamos con Alicia y Dolores y todo el mundo literalmente nos echaba violentamente de todas partes, pero poco a poco nos fueron aceptando; conformamos una asociación, conseguimos bastantes socios, pedimos permiso a la UNESCO, dimos una serie de tés en Villa Ocampo. Cada una de nosotras llevaba a la persona de servicio que tenía en su casa para ayudar a servir el té, conseguimos las tazas, los platillos y las teteras gratis. Todavía estaba Clara, que había sido mucama de Victoria y era empleada de la UNESCO y logramos un sábado por mes, ofrecer una conferencia dicha por alguien muy interesante. Un día habló Alicia Jurado, otro China Zorrilla, Ernesto Schoo… Cada uno hablaba de Victoria y sus distintos aspectos. Té y conferencia se cobraba diez pesos, las señoras amigas traían unas tortas espléndidas, los sandwiches los conseguíamos regalados; en fin, nos fuimos afianzando cada vez más y fortalecimos la Asociación.

—¿Quién preside la Asociación Por Villa Ocampo?

—En mayo del 2002 se renovaron las autoridades de la Asociación y yo fue elegida presidenta. La presidenta anterior, Alicia Jurado fue designada Presidenta Honoraria. Nosotros buscábamos establecer un diálogo con la UNESCO, que en veinte años no hizo nada para mejorar la casa de Villa Ocampo. Victoria la donó a la UNESCO durante el segundo peronismo, en l973. Ella murió en l979, la donó con el derecho de habitarla hasta su muerte y hacer de la Villa un centro de cultura, de unión y de paz entre los pueblos. La UNESCO estableció una escuela de traductores, ocupó dos cuartos y descuidó la casa. Diez años después de la muerte de Victoria, fuimos a hacer un video. Me acuerdo que pusimos un spot de cien watts, se quemó la instalación –los cables estaban arruinados– y lo tuvimos que pagar de nuestro bolsillo. Trabajamos siempre sin fines de lucro. En determinado momento nos dijeron que una Asociación no bastaba para entablar un diálogo con la UNESCO por eso hicimos la Fundación, remando en contra de todo el mundo, porque nos han puesto un millón de palos en la rueda. Así estamos desde hace cuatro años. Ahora hemos abierto las puertas de la asociación a gente nueva con ganas de trabajar y hacer cosas. Hemos conseguido que la UNESCO nos tenga en cuenta, finalmente se firmó el acuerdo con el gobierno.

—¿En qué consiste dicho acuerdo?

—El acuerdo reúne cinco entes: la UNESCO; la Fundación Sur (donde están el doctor Rodríguez Galán, monseñor Eugenio Guasta, párroco de Nuestra Señora de la Merced e Ivon Bordelois) la Fundación Victoria Ocampo; la Asociación Por Villa Ocampo, y el gobierno argentino, cuyo representante es el Fondo Nacional de las Artes que ha sido muy generoso con nosotros. Nos han dado dinero, nos han ayudado mucho. Con su ayuda y el aporte de los socios, hemos hecho el inventario completo de Villa Ocampo que la UNESCO no lo había hecho nunca.

—¿Cuántos años hace que se fundó la Asociación Por Villa Ocampo y la Fundación Victoria Ocampo?

—La Asociación hace cuatro años y la Fundación, dos.

—¿Cuáles son los objetivos de la Asociación?

—Lo que Victoria quiso: recuperar la casa como un centro de cultura, de difusión de cultura. Hay un presupuesto mínimo pero con Dolores Bengolea, al frente de la obra, como Directora Ejecutiva se puede recuperar la casa y dar cursos y conferencias, hacer un Diálogo de las Culturas, recibir escritores del exterior. La casa tiene tres plantas. En el último piso, que era el lugar de la servidumbre hay una serie de cuartos inmensos, cinco baños; un lugar espectacular. En Villa Ocampo estuvieron desde André Malraux hasta Stravinsky e Indira Gandhi. Por el momento hemos podido concretar dos de nuestros objetivos: Un concurso anual para libro de cuentos y la editorial Victoria Ocampo.

—Parece un proyecto ambicioso para estos tiempos.

—Lo es. La editorial Victoria Ocampo pretende ser una continuación de Sur. Una editorial sin fines de lucro, con un veinticinco por ciento de apertura hacia los escritores argentinos inéditos. Trataremos de descubrir nuevos valores y de publicar también a los grandes escritores argentinos, de la actualidad y del pasado. Actualmente no hay ninguna editorial argentina grande, hay pequeñas y ninguna sin fines de lucro. Junto a Dolores Bengolea y Jorge Torres Zavaleta, creo que tenemos el hombre ideal en Jorge E. Clemente, es un escritor con experiencia editorial, es una persona con una decencia absoluta y que tiene todas las virtudes del padre, José Edmundo Clemente. La editorial se ha inaugurado con la edición del libro ganador del Primer Premio del Concurso de Cuentos “Victoria Ocampo 2002”, “El cielo y el infierno” de Omar Amadeo Ramos; una antología con los cuentos finalistas del concurso “Los cuentos” –ambos con el auspicio del Fondo Nacional de las Artes– y un excelente ensayo filosófico sobre la obra de Borges “Los escándalos de la razón en Jorge Luis Borges”. Además la editorial tiene pensado reeditar a escritores como Eduardo Wilde, que para mí es un gran escritor, reeditar algunos como Benito Lynch, Miguel Cané y Lucio Mansilla, entre otros.

—¿También escritores actuales? ¿Conocés algunos que no estén en el circuito comercial?

—Los poetas. Los poetas están abandonados a la mano de Dios. Habrá prioridad para la poesía y el cuento. La novela es más fácil de publicar. La idea es arrancar con un plan para tres años. De ahí los subsidios que estamos pidiendo. Los proyectos en general son salvar la casa, devolverla al ámbito de la cultura y continuarcon el programa editorial.

—¿Cómo se lograrán estos proyectos culturales en momentos tan difíciles?

—En los momentos más difíciles es cuando las cosas se hacen. En los momentos de más angustia es cuando los escritores pueden escribir las mejores obras. En los momentos de desdicha es cuando uno saca las fuerzas para salir de la desdicha. Yo creo que en un momento tan difícil de la Argentina no hay que rasgarse las vestiduras y decir qué horror. Hay que decir, bueno, borrón y cuenta nueva. Salgo y salgo. Esto es exactamente igual a la Revolución del 90, cuando estábamos fundidos y echaron a Juárez Celman. Carlos Pellegrini se hizo cargo y llamó a los hombres más importantes y quizás más ricos del país y les dijo: “Señores necesito de la ayuda de ustedes”.

—¿A lo mejor ahora no tenemos esos hombres?

–Quizás la corruptela que había en aquella época sea la misma que hay ahora. Lo que pasa es que ha sido tan grande el barro que ha inundado todo y ha tapado a los hombres que podían tener no sólo justeza de criterio para dirigir al país, sino también una voluntad de hacerse cargo de todo esto. Además la decencia y honestidad necesarias para saber que el Estado no es fuente de riqueza de los particulares. El año pasado cuando murió Anderson Imbert escribí una frase y de pronto me di cuenta de que esa frase era aplicable a todos nosotros. El mantuvo siempre el melancólico orgullo de sentirse argentino. Ahora además de melancólico es patético. Hay que seguir manteniendo el orgullo de ser argentino y entender que, si bien pareciería que todo está corrupto, sin embargo, no lo está. Hay mucha gente que es muy decente. Si nosotros hemos conseguido de la nada ser considerados por lo menos por la UNESCO, quiere decir que sin nada se puede hacer mucho, si se tiene voluntad de trabajo, si se tiene conocimiento de lo que uno está haciendo. El argentino ha heredado los peores defectos de los inmigrantes. Pero la situación de la Argentina es la situación mundial también, no nos engañemos. Bueno, corruptela hay en los Estados Unidos, en Italia, en España, en Francia, en Alemania, en todos los países. Si yo tuviera cuarenta años y tuviera los conocimientos que tengo ahora, que no son muchos, pero creo tener el criterio de saber elegir, yo formaría un partido político. Es necesario que la gente intervenga y que deje de lamentarse. Si hay algo que me repugna es la lamentación perpetua del argentino. Es como una deleitación en la desgracia.

–Algunos dicen que fuimos un país importante.

–Otro problema gravísimo es querer vivir en el esplendor pasado. Ahora somos nada porque hemos tenido épocas horrendas. No hay que pensar en lo que fuimos. Hay que pensar en lo que somos y en lo que podemos llegar a ser.

– El siglo diecinueve estuvo signado por las guerras civiles.

–El siglo diecinueve fue un siglo espantoso, lleno de guerras intestinas. Pensá en la Revolución del Parque, donde nace la Unión Cívica en la época de Juárez Celman que fue espantosa, en la Semana Trágica, donde murió gente a paladas, para no hablar del peronismo, de las Tres A, del Proceso. Hemos tenido grandes catástrofes. Y que ahora tengamos una catástrofe económica basada en la malversación de los fondos argentinos por los gobiernos que se vienen sucediendo yo te diría casi de los años ’30, es muy grave pero se debe pensar en soluciones. Para mí el último gran gobierno fue el de Marcelo T. de Alvear. Después el otro estadista que hubo fue Frondizi, cuyas ideas no sé hasta que punto eran practicables, pero por lo menos fue un estadista. Todos los demás fueron unos improvisados.

“El mundo como destino”

Biografía de Victoria Ocampo

María Esther es muy gráfica cuando cuenta cómo estructuró la biografía: “Victoria nació en 1890, la primera foto es de l895. En ella aparecen Victoria de cinco años con su abuelo; la niña está apoyada en la pierna de él. Y describo la fotografía, con todos los detalles posibles, las he mirado con lupa, porque me he dado cuenta de que la gente no sabe mirar ni los cuadros, ni las fotografías, ni los paisajes. En las fotografías se revelan detalles increíbles como la mirada dura de la niña. Son fotos y como posar es muy cansador, la gente se ponía muy tensa. A lo largo de diez capítulos hay diez fotografías que explican cada época de la vida de Victoria. En la segunda, ya tiene diecisiete años y está vestida espléndidamente, con un vestido muy de la época y complicado; la falda, muy amplia, es de tablones encontrados y lleva sombrero. Luego viene la fotografía de ella ya con veinte años junto a Silvina de siete y las famosas cabritas que les trajeron del campo, para que las niñas jugaran”.

—¿Victoria era muy atractiva?

—Sí, muy atractiva.

— ¿La conoció personalmente?

–Sí, yo la conocí cuando tenía 18, 19 o 20 años quizás, cuando Borges me llevó a Sur. Ya la había visto antes en una conferencia, yo iba con el delantal blanco de la secundaria, fue la primera conferencia que oí en mi vida y por casualidad.

—¿Ya tenía una personalidad fuerte?

—Sí, Victoria era dos años mayor que su abuela. “Para mi fue una mujer fascinante”. Es una mujer que siempre admiré, y al revés de muchas personas que uno admira y al conocerlas te desencantan, acá ocurrió lo contrario, mujer incapaz de mentiras, de envidias, de rencores, muy generosa, fue estafada muchas veces y nunca reaccionó como reaccionaría uno tratando de defenderse de tal o cual persona”. Victoria creyó mucho en la gente, “lo cual te muestra un personaje fuera de serie, no solamente para la Argentina sino para el mundo”.

Victoria poseía dos tipos de generosidades, la humana y la intelectual. A través de Sur y de su gran bondad, Victoria conoció y aceptó a todos los escritores y personalidades del siglo veinte. Cuenta que Nehru, el presidente de la India, le pidió a Perón por la libertad de Victoria, cuando ella estuvo presa. Fue una mujer amplia, poco vanidosa, y que tuvo todo, belleza física, muchísimo dinero y una refinadísima educación. Estudió en la Sorbona con Henry Bergson. Iba con un acompañante, porque en esa época las niñas no podían salir solas; que el padre le haya permitido ir como oyente a la Sorbona, fue algo excepcional .

Hablaba muy bien francés, casi su lengua de origen porque aprendió a leer en esa lengua en París cuando tenía cinco años y la familia viajó a Francia. Hablaba muy bien el inglés, conocía el italiano, y además picoteaba en alemán. Sabía música, cuando fue a ver La Consagración de la Primavera, de Stravinsky (estuvo en el famoso escándalo de 1913, donde la gente abucheó el concierto), Victoria al día siguiente compró la partitura y la tocaba en el piano del hotel para repasar los pasajes que le interesaban. Estamos frente a una mujer que además de una espléndida educación, tuvo un refinamiento natural. (Una de sus tías, una Bemberg, es la famosa dama del sombrerito azul de Renoir). Llevó a Sur, revista y editorial, a los mejores escritores del siglo XX y en su generosidad sin límites invitó a cuanta persona le parecía que pudiera aportar algo importante y no solamente les abría la revista y la editorial, sino que los invitaba a su casa, pagaba viajes a todo el mundo. A la famosa fotógrafa Giselle Freund la hizo salir de la Francia ocupada por los alemanes con pasaporte falso, la trajo a la Argentina y la hospedó en su casa. En nuestro país, Freund se hizo muy famosa hasta que le sacó una foto a Eva Duarte que a ésta no le gustó y la echaron del país. A Martínez Estrada le trajo un médico de los Estados Unidos para curarle la enfermedad conocida como “el mal de bronce” y lo hospedó en la casa de la calle Viamonte donde funcionaba la editorial.

—Qué poco se sabe de la generosidad de Victoria.

—Todo eso está en mi libro, están los problemas que tuvo con Murena, problemas muy serios, está la personalidad de Manucho Mujica Lainez, a quien quería muchísimo”. Recuerda que Manucho era un sentimental y que fue una de las pocas personas que la acompañó en los momentos de su enfermedad.

—¿La relación de Victoria con Borges era difícil?

—No se llevaban bien, la relación empezó mal, la madre de Bioy, Marta Casares, le preguntó a Victoria quién podía aconsejar a su hijo en el terreno de la literatura Bioy tenía diecisiete años y había escrito unas novelas. Victoria, sin vacilar, le dijo Borges, quien debía tener treinta y uno, más o menos. Victoria los invitó un día a Villa Ocampo, en San Isidro, a tomar el té junto a un invitado muy importante que había venido de Europa y que ellos se enfrascaron en una larga conversación. En un determinado momento Victoria, que fue una pionera en todo, les dijo no sean mierdas, atiendan al invitado. Borges se puso muy nervioso y sin querer reculó y tiró, nunca supe si fue una lámpara o un florero, muy importantes. Precisa que Borges se enojó muchísimo más, en vez de pedir disculpas, y entonces Adolfito le dijo de llevarlo a Buenos Aires en su auto. “Lo trajo a Buenos Aires e iniciaron una amistad que duró toda la vida. Victoria dijo: ‘no me equivoqu钔.

Bioy todavía no estaba casado con Silvina Ocampo; ellos se casaron en el ’40, la madre de Silvina y de Victoria murió en el ’35, por eso Bioy siempre la vio a Victoria como a una suegra. Además Adolfito tenía algunas cosas que no le gustaban a Victoria, era un Don Juan, siempre entre ellos hubo una especie de enfrentamiento. Bioy se reía de Victoria y ese espíritu se lo transmitió a Borges. Borges se portó muy mal con Victoria y ella muy bien con Borges”, dice con convicción. Agrega que gracias a Victoria tuvo el nombramiento de director de la Biblioteca Nacional y Victoria le pagó sin que él lo supiera, las primeras operaciones que le hizo Malbrán en los ojos. También le pagó las primeras conferencias (tampoco Borges nunca lo supo) que dio en la Cultural Inglesa. Recién cuando murió Victoria, Borges le hizo una página espléndida”

 

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