Tanto en la literatura como en los guiones de cine, libros teatrales y otras disciplinas artísticas hay estructuras, contenido y estilo de narraciones denominadas clásicas y en contraposición están las de ruptura o también llamadas no convencionales. En ellas es central la atmósfera, el ambiente, los personajes y la historia tiene siempre alguna arista que no se le revela al receptor. En los diálogos los protagonistas hablan de un tema que significa otra cosa, algo subterráneo, como una subtrama, que ocultan por algún motivo o por ninguno. O a veces dicen las cosas por la mitad. Este es el caso de la sólida mixtura teatral, poética, musical y plástica, denominada Instalaciones dramáticas para una poesía,bajo la dramaturgia y dirección de Sol Pavéz y las actuaciones de Mariángeles Bonello, Natalia Casielles, Micaela Cortina y María Vives, sobre textos de Diana Bellessi, Alejandro Berón, Celeste Diéguez, Oliverio Girondo, César González, Sol Pavéz, Néstor Perlongher, Alejandra Pizarnik, Susy Shock, Juano Villafañe, Verónica Viola Fischer y Laura Wittner.
El resultado de estas Instalaciones es una secuencia de ruptura vanguardista con un libro y actrices que se destacan por su actuación y despliegue escénico, con sus lecturas poéticas y una puesta escenográfica sobria. Leen y reflexionan desde marcos de madera como ventanas, desde donde van saliendo con sus distintos parlamentos: El lema de no querer ser lo que aspiran todos. La oposición a los cánones sociales de la vida que el poder denomina normales: Dice una de las actrices: “No quiero más cargos ni casilleros adonde encajar”. “Yo, mariposa ajena a la modernidad, a la posmodernidad, a la normalidad”. (Susy Shock)
En Instalaciones fluye el amor en sus distintas facetas. “Dice que no sabe del miedo de la muerte del amor. Dice que tiene miedo de la muerte del amor. Dice que el amor es muerte es miedo. Dice que la muerte es miedo es amor. Dice que no sabe (Alejandra Pizarnik)
Impacta la hipótesis de que la especie de la naturaleza más domesticable que es el hombre pueda convertirse en un monstruo, como una elección contracultural. “Reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sean lo Normal” (Susy Shock). Falsos paradigmas de flores que son sombras, en una atmósfera donde las actrices cantan y bailan boleros al mejor estilo de Almodóvar.
Esta obra poético musical podemos calificarla de rizomática ya que se abre a muchos significados y no tiene principio ni final palpable, una secuencia se une a otra sin un solo sentido lineal. Este pensamiento implica el rompimiento con el conocimiento ordenado, aseverando variadas posibilidades en la acción humana. En un rizoma no hay puntos o posiciones, como se las encuentra en una estructura, un árbol o una raíz. No hay más que caminos que se bifurcan para que el espectador interprete subjetivamente todo lo que ve y escucha en el escenario. El resultado será la completud del público como en la icónica novela Rayuela de Julio Cortázar por citar alguna de las mejores piezas rizomáticas.
En tiempos de posmodernidad y globalización donde prevalece el entretenimiento estéril y la banalidad para silenciar lo importante de la existencia, Instalaciones dramáticas para una poesía propone una reflexión que ahonda en el alma del ser humano hasta que “llore a lágrima viva
Llorar el sueño
Empaparnos el alma
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto”. (Oliverio Girondo)
Omar Ramos es narrador, poeta, periodista especializado en cultura y abogado.