La poesía autorreferencial expresa la relación entre el autor y el poema, generando una reflexión profunda sobre la experiencia de escribir. Elabora un autorretorno del discurso ficcional hacia sí mismo como fuente de la referencia. Algunos poetas argentinos que se adscribieron en este rumbo incluyen, entre otros, a Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik y Olga Orozco. Es el caso del libro Como luz que resiste, de María Silvia Pérsico, publicado por Halley Ediciones (2025). Un texto por momentos narrado y en otras escrito en versos, donde la autora no sólo reflexiona sobre su vida, sino también de otras: “Pienso en mi vida que es buena/ y en otras vidas arrasadas/ escucho la ronda de truenos/ que caen/ como disparos/arteros/ dañinos”. Para Pérsico la poseía es una forma de exploración de la condición humana, donde el poeta se utiliza como punto de partida para pensar y sentir sobre la existencia, el amor, la muerte y otros temas universales. En su caso, se destaca el amor filial: “Papá es de hablar poco/ a veces/ sus ojos su boca/ se encienden/ chispean
” y describe la muerte como parte inseparable de la vida: “
Cuando no pudo caminar/ cuando se cayó/ cuando supe que papá quería irse
”
Más allá del acierto de combinar la narración con el verso libre y las distintas variantes del lenguaje, como usar por momentos un registro oral, Como luz que resiste está escrito a corazón abierto, donde fluyen sin artificios metafóricos, ni imágenes herméticas, el sentimiento en una memoria afectiva que remite al eterno retorno de la infancia y a los cariños primarios. “Lo que fue/todavía se asoma/ de a ratos”. “Busco día a día/ el lugar de mi infancia/ papá
”
La memoria retiene el pasado, fluye de recuerdos, siempre vivos en los juegos con los primos; la mamá que sigue nombrando al padre de la autora; si está mamá conversamos los tres; el sándwich de milanesa que preparaba la abuela; el abuelo que la llevaba al teatro marconi; la tía Elena que los bañaba; las canciones italianas, en un espacio y tiempo que comprende el barrio de Barracas, La Boca, Lugano, donde el abuelo Miguel construía su casa ladrillo a ladrillo.
Hay referencias emotivas a las canciones futboleras que vivaban a Boca Juniors y a sus jugadores emblemáticos de los años 60 como Roma, Rattin y Marzolini. El sentimiento conlleva en la autora un costumbrismo que refleja la cotidianeidad y los hábitos de una sociedad, con una nostalgia que paradójicamente no es tristeza.
Hay también, en este libro, la búsqueda de la propia identidad social. La descripción de una clase media pujante que podía formar, no sin esfuerzo, una empresa familiar; veranear en Mar del Plata; los primos en la carpa con mamá Aída; las sillas playeras; el barquillero; los carnavales por la rambla donde los niños lucían sus disfraces; las quintas, el circo con sus payasos.
En definitiva, Como luz que resiste, denota y también connota, con un profundo y espontaneo manejo del lenguaje, un tiempo y espacio pasado donde no existían las pantallas ni las redes sociales. Los afectos familiares sembraban, generalmente, raíces sólidas, todavía la indigencia no hacía estragos en nuestro país y el voraz consumismo de unos pocos no había calado tan hondo como para no tener tiempo de leer un libro de poemas.
Es de destacar la ilustración de tapa y la intervención de fotos familiares: Sofía Standler, que ilustran el texto. Asimismo, las notas de la última página, donde María Silvia Pérsico hace referencia a la inclusión de versos de Mary Oliver, Diana Bellessi, María Negroni y otros autores.
María Silvia Pérsico es profesora en letras. Se especializó y trabajó en danza educativa, literatura infantil y gestión cultural. Obtuvo becas nacionales e internacionales, dirigió proyectos para la participación cultural y de creación de bibliotecas y mediatecas en red.
María Silvia Pérsico ha publicado los libros Húmeda de espuma (2009) y la línea baila (2020). También revistas y páginas especializadas en danza incluyen sus poemas.