HECHIZOS DE ESTRELLAS

Por Omar Ramos

SENDEROS QUE ESCAPAN A LA RACIONALIDAD

El ello, el yo y el superyó son las tres instancias de la mente humana según la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud. El ello son los instintos primitivos que buscan el placer inmediato. El superyó es la conciencia moral que internaliza normas y valores y el yo es el mediador entre ambos, buscando satisfacer al ello de forma realista y socialmente aceptable. En estos relatos titulados Hechizo de Estrellas, cuyo autor es el escritor Eduardo Alegre Gálvez, editados por la Fundación Victoria Ocampo (2024), se entrecruzan lo onírico, lo mágico, lo extraño, el deseo del inconsciente con lo normado social y culturalmente, siendo el yo el ordenador del pensamiento plasmado en literatura.
El autor, en la presentación que antecede a los relatos, dice que éstos surgen de las “Instantáneas” de Walter Benjamin y de las “Silhouttes” de James Joyce. Es que sin duda el sustrato  de estas historias tienen su soporte en la evocación sensorial, en una definición entre el sueño y lo poético, recorriendo senderos que escapan a la racionalidad.  
En el relato Mi otro yo alguna circunstancia, algo o alguien, introdujo al protagonista dentro de una pantalla. Se pregunta si el otro le estaba tratando de contar una historia y si se parecía en lo físico y en el karma. Al igual que en la película de Woody Allen La rosa púrpura del Cairo, toda la lógica se derrumba. 
En  El escriba, Gálvez toma a la escritura como elemento de poder. El espacio está ambientado en la denominada Edad Antigua donde una embarcación a vela lleva a los tripulantes aguas abajo. Surge El Nilo con sus diversos matices y la presencia del desierto. El protagonista comprende, en esa travesía que podríamos catalogar de ensueño, que “no había diferencia entre la naturaleza del hombre, los animales, las plantas y los minerales y que no había principio ni final, sólo un eterno retorno para volver a empezar”.  Esta creencia está muy alejada del dogmatismo cristiano donde Dios está por encima del hombre, éste por encima de los animales, estos últimos son superiores a las plantas y por último los minerales. Es la necesidad imperiosa del hombre de creerse una especie superior, habiendo habido otras en la tierra que perduraron millones de años y  seguramente hay otras formas de vida  en un universo infinito y desconocido.   
En el cuento Hechizo de Estrellas que da nombre al título del libro, la realidad de una charla de amigos donde Javier, que vive en Capilla del Monte y trabaja como guía en la zona del Uritorco, despliega historias de seres extraterrestres, dando cuenta de que sólo algunas personas pueden percibir otra dimensión ajena a nuestra realidad. La existencia de la ciudad de Erks gobernada por seres de distintas partes de la galaxia, paradigma del carácter ilusorio de la realidad y los sueños, remite, en otro espacio, tiempo y protagonistas, al cuento El Otro de Jorge Luis Borges, donde un Borges de 70 años se encuentra con un Borges de 20  en un banco, frente al río Charles, en Cambridge. 
Lo autorreferencial seguramente  está presente en este libro en Secreto de Reyes, donde un niño quiere pedirle a los reyes otro regalo distinto al que les  había pedido. El padre le contesta que “si habla con el corazón seguro te van a escuchar”. Al cabo de los años, ese niño, que ya es un hombre, dice que “nunca dejó de hablar con las estrellas”.  En El ramo de flores  el ramillete que la madre pone sobre la mesa es un reflejo de la interioridad de la familia. En el presente, el florero está vacío porque la madre habita sólo en los recuerdos del protagonista. En Ojitos celestes el personaje asocia un romance con Nessie, que se va afianzando, con la figura afectiva de su abuela María hasta que inesperadamente ocurre un hecho extraordinario ajeno al mundo cotidiano. El narrador se pregunta si el amor es la clave para trascender estos enigmas.
En Estás viendo a Dios el protagonista está flotando por el espacio, donde hay millones de soles y galaxias y de pronto ve a Dios por primera y última vez. Queda el interrogante de por qué no pudo repetir esa revelación.
El Camino de Santiago remite al abuelo Juan y a la bisabuela Jeanne, quien había nacido en Goès, un pueblo cercano al camino de Santiago. La bisabuela creía en el más allá, en los fenómenos paranormales. Uno de sus descendientes, Santiago, decide conocer el país de su bisabuela que lo seguía llamando desde una foto amarronada y concreta el viaje. Santiago concreta  su viaje a la tumba del apóstol en la Catedral de Santiago de Compostela.
El libro lo completan otros relatos, escritos siempre con un lenguaje preciso y claro, sin adjetivaciones y artilugios estériles, en un tono medido y enigmático, acorde al contenido, muchas veces metafísico pero entendible a todos los lectores, De ahí uno de uno de los méritos de Eduardo Alegre Gálvez, en su Hechizo de Estrellas, un texto que desafía los prototipos de una realidad que creemos tangible cuando el hombre es el tramado ínfimo de un cosmos inconmensurable.
Eduardo Alegre Gálvez nació en Buenos Aires. Toda su actividad giró en torno a la comunicación, disciplina en la que se doctoró en la Universidad Nacional de la Plata, donde se desempeña como docente e investigador. Ejerció el periodismo escrito, radial y televisivo y la planificación y gestión institucional.